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Descalzo por un sueño: la peregrinación ecológica de un hombre por América


Henry Sánchez con la periodista Aitana Vargas. Foto: Juan Frausto

Por Aitana Vargas

22 de abril de 2012

Sus pies descalzos son su única herramienta. Y con ellos, Henry Sánchez pretende recorrer el continente americano de sur a norte para generar conciencia social sobre la progresiva y peligrosa deforestación de la Tierra.

La travesía de este profesor colombiano de Matemáticas y Ciencias Medioambientales arrancó hace cuatro años en Tierra del Fuego, en plena Patagonia argentina. Desde entonces, sus pies han surcado los ríos, montañas y ciudades de quince países y completado más de 30.500 kilómetros. El objetivo de Henry es alcanzar las gélidas tierras de Alaska para otoño de este año habiendo plantado un árbol por cada habitante que hay en el planeta.

“Cada paso que doy, intento que se convierta en un árbol. Tengo la gran satisfacción de que en cada país hemos dejado huella, una huella ambiental. Pero yo estoy buscando armar un ejército ambiental”.

Y desde luego un batallón necesitará este ecologista empedernido para cristalizar su ambicioso cometido: Plantar siete mil millones de árboles.

Este fin de semana y bajo un calor asfixiante, el eco mensajero descalzo hacía acto de presencia en la Plaza México en la localidad californiana de Lynwood, donde era vitoreado y recibido con una gran ovación por parte de cientos de asistentes, muchos de ellos compatriotas colombianos.

Desde allí, le dijo a Latinocalifornia.com que en su recorrido hacia el norte ya ha plantado más de siete millones de árboles y ha reciclado dos mil toneladas de basura. Pero también lamentó que “en realidad ésta ha sido una labor en solitario” y que requiere del patrocinio de alguna empresa para poder “masificar este mensaje” y completar su hazaña con éxito.

Al preguntarle por los intereses ocultos que puedan existir por parte de determinadas corporaciones – e incluso algunos los gobiernos – para evitar que este tipo de iniciativas salgan adelante, Henry echa la mirada al suelo, coge aire y responde que “cuatro años de recorrido me han dado a entender que se producen este tipo de posibilidades, ya que no he encontrado un patrocinador específico y supongo que hay ciertos intereses”.

“Sin embargo, eso no me ha detenido. Yo voy a continuar mi camino. Espero llegar a Alaska y plantar el mayor número de árboles posibles”, añade.


Los pies de Henry han recorrido el continente americano de sur a norte en una misión ecológica. Foto: Aitana Vargas

Con gran amabilidad y naturalidad, Henry se acerca a un grupo de niños y le entrega a cada pequeño un arbolito – un recordatorio de cómo, con un gesto sencillo, se puede generar un impacto positivo en el medioambiente.

“En este momento hay un déficit de árboles en el planeta que no son capaces de absorber la cantidad de dióxido de carbono que se envía a la atmósfera. Y eso tiene al planeta agónico. Nos tiene en crisis. Por eso es importante que cada uno de nosotros tome conciencia, adopte un árbol, permita que este árbol crezca y nos dé los frutos que esperamos de él”, comenta.

Durante los últimos cuarenta y ocho meses de travesía por tierras americanas, los ojos de Henry han sido testigos de la alarmante devastación provocada al medioambiente por la contaminación y el deshielo de los glaciares. Advierte que la humanidad está aún a tiempo de revertir el nada alentador destino que se le viene encima, pero que se requiere de una conciencia ecológica que en la actualidad no existe ni entre la población ni entre los gobernantes.

Con enorme pesar y tristeza denuncia ante Latinocalifornia.com que las autoridades deleguen en los ecologistas la enorme y nada realista tarea de cuidar del bienestar del planeta. Insiste, una vez más, en que “uno no puede hacer esto solo. Lo podemos hacer si cada uno de nosotros toma esa responsabilidad. Se trata de un compromiso y amor hacia nuestro planeta”.

Y ese compromiso Henry ya lo ha asumido.

“Lo que la vida me exija en pos de esta misión, estoy dispuesto a entregarlo. Soy un misionero ecológico, un peregrino que desea llevar un mensaje de cordialidad con la naturaleza”.